
«El beso» de Doisneau, obra emblemática de la historia de la fotografía moderna es un «fake», ¿pero realmente importa la veracidad de una obra de arte?
Doisneau, como fotógrafo humanista, al igual que lo era su amigo Cartier-Bresson, recorría incansable las calles de París buscando momentos que inmortalizar con su cámara. Lo que le interesaba era retratar la vida cotidiana, la «poesía» que se puede encontrar en lo ordinario y también su lado más duro, realizando una labor de denuncia social. Fotografiaba por placer, como modo de expresarse, sin intención de crear un registro metódico del París de la posguerra y ello le llevaba a tener una paciencia infinita, siempre buscando el encuadre, la luz, el momento perfecto…
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