Noruega se atreve a romper las reglas y presenta unos nuevos billetes de estética «punk»

Llevamos días leyendo por las redes cantidad de comentarios positivos hacia los nuevos diseños de billetes de Noruega. ¿Pero por qué nos gustan tanto y de una forma tan unánime? Normalmente cuando aparece un diseño arriesgado suele haber defensores y detractores, pero esta vez parece que la apuesta ha calado sin excepciones.
Nosotros no vamos a ser la excepción que confirme la regla; nos gustan los nuevos billetes, pero nos llama la atención la enorme aceptación ante algo que podría haber desatado las críticas de los más conservadores. ¿Es quizás porque estábamos ávidos de unos billetes que realmente pareciesen del S.XXI? Es lo más probable… Desde que se inventó el papel moneda hemos seguido prácticamente con la misma estética. Claro que se ha «actualizado» pero se sigue recurriendo a los mismos símbolos institucionales de siempre que aluden a los mismos valores conservadores.
Podemos decir que algo similar ocurrió con el movimiento modernista en el periodo de entreguerras, ya que rompió con la tradición pero que fue ampliamente aceptado. Esto ocurre porque cuando hay una gran necesidad de algo nuevo resulta mucho más fácil aceptar algo totalmente transgresor; aparece casi como un «alivio».
Los billetes forman parte de la marca-país y hablan de los valores de una comunidad. Si comparamos los de Noruega con los del euro, podemos ver que en la Comunidad Económica Europea se apuesta por valores clásicos y algo retrógados. En cambio Noruega se ha atrevido a romper con la inercia de la tradición y mirar hacia el futuro, mostrando la imagen de un país avanzado, transgresor, abierto al cambio y seguro de sí mismo.

Diseño definitivo de los billetes de Noruega
Para crear los nuevos billetes el Banco Central Noruego organizó un concurso en el que se pedía que los diseños fuesen novedosos y que plasmasen el mar pero sin olvidar las tradiciones del país. Entre los miles de propuestas que se presentaron, sólo ocho llegaron a la final. Y lo que también es insólito es que el Banco de Noruega no eligió una sola propuesta, sino dos ya que se consideró que ambas plasmaban a la perfección los requisitos del concurso.
En el anverso se muestra la propuesta del estudio The Metric System con ilustraciones de Terje Tønnessen. En ella se representan elementos clásicos de la identidad noruega relacionados con el mar: faros, diversos tipos de barcos, salmones, etc.





En el reverso, en cambio, se plasma la propuesta más arriesgada del estudio Snøhetta basada en el «pixel art». Las ilustraciones aparecen pixeladas según Escala de Beaufort de la fuerza de los vientos. De esta manera, cuanto más valor tenga un billete más pixelado estará.





Creemos que los dos diseños son muy acertados pero aún nos parece más acertada la decisión del Banco Noruego de combinar ambos: la suma de los dos hace un diseño notablemente superior y se consigue reflejar mejor el condicionante previo de aunar tradición y modernidad.

¿Cundirá el ejemplo en Europa y en otros países o seguiremos anclados a la tradición y a los valores retrógados?